8 ene 2018

Merecido premio

¡Enhorabuena, Alejandro Palomas, por ganar el Premio Nadal 2018 con su novela Un amor!


Siempre ha sido así, pero en estos tiempos, quizá más que nunca: la vida es un remolino de emociones, de sentimientos que cada vez se confiesan, para bien o para mal, más abiertamente y en el que las verdades no siempre lo son tanto. Con tacto, el escritor Alejandro Palomas ha construido su rápida e intensa carrera literaria a partir de esas coordenadas afectivas. Y en ellas se sitúa también Un amor, donde una madre ve cómo la noche antes de la boda de su hija una coincidencia funesta destroza la felicidad con la que ella con esfuerzo había cosido a los miembros de su familia. Con esa nueva novela emocional obtuvo ayer en Barcelona el 74º premio Nadal (18.000 euros), el galardón decano de las letras españolas que convoca la editorial Destino. 

“Busco atraer al lector no tanto por el intelecto como por la emoción”, ha confesado en más de una ocasión Palomas (Barcelona, 1967), licenciado en filología inglesa y máster en poesía por el New College de San Francisco, algo que ha puesto en práctica desde el principio de su relativamente reciente carrera literaria, iniciada en 2002 con El tiempo del corazón y que ha escrito tanto en catalán (mayormente publicado en Columna, sello del grupo Planeta al que pertenece Destino) como en castellano. Con una quincena de títulos en su currículo, a casi libro por año (“escribir una novela para mí es un proceso muy intenso, que no puedo llevar más allá de un mes”), Palomas ha ido tejiendo un mundo donde la familia, los sentimientos, las confesiones y una a veces amarga incomunicación, salpicados siempre por algún misterioso episodio del pasado, son sus manantiales subterráneos.
A esas premisas responden novelas como El secreto de los Hoffman (2008) o El alma del mundo (2011), que le dejaron finalista de los premios Ciudad de Torrevieja y Primavera de Novela, respectivamente. Hasta ahora, los galardones en la trayectoria de Palomas habían llegado por la literatura juvenil, pues obtuvo primero el Joaquim Ruyra de narrativa juvenil en catalán (2014) y luego el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (2016) por El hijo, una historia de mentidas entre un padre y un niño que quiere reconstruir su familia.
Ese hilo argumental había tenido su cénit apenas un par de años antes en Una madre(2014), la novela que catapultó a Palomas (se ha traducido a siete idiomas) y donde aparece la figura de Amalia, que a sus 65 años lograr reunir en la cena de Navidad a toda su familia tras años recosiendo las maltrechas relaciones familiares. La misma figura reaparece en Un perro (2016), donde vuelve a darse un torrente de confesiones que quizá no son tan francas como parecen. En la novela ganadora del Nadal, Amalia tiene cinco años más y en la cena de la noche antes de la boda de la hija la felicidad colectiva se resquebrajará por un hecho inesperado que desata los sentimientos de todos. “Siempre busco el impacto de la emoción, pero al estilo de los clásicos: reír, llorar, pero sobre todo, sentir”, defiende Palomas.
Leer texto íntegro en El País de 6-1-2018

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